Madrid, 10 de junio de 2024. El Ministerio de Sanidad, a raíz de la semana de la administración abierta 2024, organizó la jornada Medicina basada en la evidencia. Una conferencia donde se presentaron los recursos, herramientas y fuentes de información oficiales y disponibles para la ciudadanía y para los profesionales sanitarios con los que obtener información basada en la evidencia científica, evitar la variabilidad clínica y asegurar la equidad en salud.

En primer lugar, Rebeca Padilla Peinado, técnico superior de calidad asistencial de la Dirección General de Salud Pública y Equidad en Salud, explicó las diferentes fuentes de información del ministerio de Sanidad a disposición de los ciudadanos y los profesionales sanitarios. Posteriormente, la consejera técnica, Pilar Aparicio, moderó una mesa redonda que contó con la participación del Dr. Javier García Alegría, presidente de la Federación de Asociaciones Científico Médicas (FACME); Esther Nieto García, presidente de la Federación de Asociaciones de Enfermería Familiar y Comunitaria (FAECAP); Patricia Gavín, secretaria de Guía Salud; Rubén Martín y Leticia Simón, de la Revista Española de Salud Pública; y Pedro Carrascal, director general de la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP).

El presidente de FACME detalló que «el rol de los médicos especialistas ha ido cayendo a lo largo de los años, si bien las SSCC han estado casi siempre muy orientadas a la formación médica continuada (FMC), actualización profesional, participación en estudios… En los últimos años, nos hemos dado cuenta de que esto no es suficiente y hay que buscar la participación, entrenamiento y educación para la salud de los pacientes y cuidadores. Muchas sociedades científico médicas españolas (SSCC) tienen recomendaciones para los pacientes en enfermedades o problemas clínicos que son de relevancia. Muchas de ellas están recogidas en guía salud»

Respecto a la credibilidad de los profesionales y las fuentes que puedan consultar los pacientes, el presidente de FACME aseguró que «mientras los pacientes tengan confianza en nosotros, usarán fuentes documentales contrastadas que aporten valor y sean de referencia. Hay que ser muy prudente, porque en estos momentos cualquiera puede encontrar una ratificación de una opinión o un prejuicio de cualquier enfermedad. Por ejemplo,  hay evidencia científica sólida en el papel de las estatinas en el postinfarto de miocardio.  Sin embargo, hay 8 millones de páginas que recomiendan usar estatinas en el postinfarto y otros 9 millones que recomiendan no tomarlas. Las páginas web deberían tener una garantía de calidad como ya están haciendo algunas instituciones o sociedades científicas».

Además, García Alegría advirtió que «al paciente no podemos mandarlo directamente a una página o vínculo, sino ofrecerle la oportunidad de revisar el diagnóstico. Hay plataformas como uptodate que incorpora dos escalones: información básica para pacientes e información avanza para profesionales. Esto es un verdadero hallazgo porque facilita, en función de las características del paciente, hasta qué punto merece la pena profundizar mucho o darle recomendaciones someras».

Respecto a las búsquedas en Google, el presidente de FACME detalló que «tiene 70.000 entradas de consultas de salud al minuto. Esto quiere decir que cada vez que alguien tiene un problema de salud lo busca en Google. No es una herramienta de autodiagnóstico y está generando mucho sufrimiento a los pacientes. Si ponemos cualquier síntoma sale un listado donde probablemente saldrá la enfermedad que tenemos, pero si vienen 100 enfermedades, 99 no las vamos a tener, sin embargo, vamos a pensar que las podemos tener. Estamos en el dilema de intentar saber e intentar discriminar, a esto se ha llamado cibercondría, que es el uso abusivo de Google como asesor médico de los pacientes».